Ciudad Zombie by David Moody

Ciudad Zombie by David Moody

autor:David Moody
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Terror
publicado: 2003-01-01T05:00:00+00:00


25

Deben de estar en algún punto del camino —comentó Michael, mientras se acababa el resto de una taza de café tibio—. Pueden estar a un par de kilómetros o a veinte, pero tienen que estar en algún punto de ese camino.

—Entonces, ¿qué vamos a hacer? —preguntó Emma, inclinándose sobre la mesa de melanina; contempló las sombras que danzaban sobre el rostro de Michael bajo la luz mortecina de la parpadeante lámpara de gas.

Estaba cansada. Llevaban hablando sobre eso desde hacía horas, sin dejar de dar vueltas.

—Encontrarlos —respondió Michael con sencillez.

—Pero ¿es eso lo más inteligente?

—¿Por qué no lo iba a ser?

—Si se trata realmente del ejército o de la fuerza aérea o de lo que sea, ¿queremos vernos envueltos con ellos?

—¿Tenemos alguna alternativa? Estén donde estén, resulta evidente que están bien organizados. Puede haber centenares de ellos. Nunca se sabe, podrían tener un antídoto o algo.

—Pero nosotros no necesitamos un antídoto.

—Lo sé, lo que estoy intentando decir es que la situación puede que no sea tan desesperada como pensamos...

—Y en cualquier caso —continuó Emma, sin prestar atención a todo lo quo Michael acababa de decir— todo el mundo está ya muerto. Tendría que ser un antídoto la hostia de bueno para ayudar a los pobres cabrones de ahí fuera.

—De acuerdo —suspiró Michael, enojado por su falta de interés y su clara reticencia a ver nada bueno en los acontecimientos del día—, ya has expuesto tu argumento.

En el silencio que siguió, Emma se quedó mirando la autocaravana abarrotada en la que había pasado prácticamente todos los minutos de los últimos días. Esperaba de todo corazón que el optimismo de Michael estuviera justificado. Después de semanas de correr desesperadamente y esconderse, con hora tras hora repletas de confusión y miedo, la posibilidad de que algo parecido a la normalidad pudiera estar a punto de volver a sus vidas era algo bienvenido e inesperado. Pero era tan inesperado que no iba a permitirse creer que era cierto hasta que tuviera pruebas concretas.

—¿Estás bien? —preguntó Michael, preocupado porque de repente Emma se habría quedado en silencio y meditabunda.

—Sí.

—¿Estás segura?

Ella negó con la cabeza y se quedó mirando la mesa.

—No —murmuró.

Michael se removió molesto en su asiento, sintiéndose incómodo y tímido. Había pasado varias semanas a solas con Emma, pero con frecuencia seguía existiendo una gran distancia entre ellos. Momentos como ése resultaban incómodos. Eran dos extraños unidos por el desastre y el azar. Ninguno de los dos sabía demasiado sobre el otro excepto lo que había ocurrido desde que el mundo había quedado destruido. Michael no sabía qué decir. No sabía cómo aliviar su dolor.

—¿Qué ocurre?

Ella se limpió los ojos y lo miró.

—Lo siento —sollozó—, no lo puedo evitar. La mayor parte del tiempo estoy bien, pero entonces, a veces, yo...

—¿Qué?

Emma miró alrededor de la caravana, buscando las palabras para expresar lo que sentía.

—Sólo quiero que esto se acabe —explicó—. Me gustaría acostarme esta noche y despertarme por la mañana, y descubrir que todo vuelve a ser como antes. Y si eso no va



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